miércoles, 19 de noviembre de 2008

Voilá.

Conforme aquel gigantesco sombrero fue ascendiendo del suelo a la vez que recuperaba su tamaño natural comenzó a adivinarse bajo él una silueta de inequívocos rasgos humanos. Cuando 18o centímetros después finalizó su asombroso trayecto y quedo cómodamente asentado en la cabellera del ser hasta entonces escondido en sus adentros, los escasos presentes contuvieron la respiración durante apenas tres segundos, exactamente el tiempo que les llevó procesar la información que recibían, concluir que se encontraban ante una inciación rutinaria experimentada cientos de veces anteriormente y resolver centrar de nuevo sus sentidos en la búsqueda de la dulzura escondida en la amorfidad de un chicle agonizante. Maleao desconocía por completo la sociedad blogger, a fin de cuentas eran sus primeros instantes en esta nueva realidad, pero su experiencia previa suponía la reacción que provocaría su llegada, por lo que autocomplacencia y diversión se mezclaron en ese gesto que a estas alturas ya sólo su mente advertía, y es que no dejaba de resultarle gracioso el hecho de que en cualquier lugar haya inteligencia dispuesta a esperar lo inesperado bajo un sombrero gigante. Sin ser el primero ni el último respiró tranquilo al comprobar que al fin podría comentar, divagar, compartir opiniones anónimas y, si se daba la necesidad, torturarse ante la posible audiencia en busca de alivio. Poco más podía esperarse de un tipo como él en un lugar como ése.

1 comentario:

MaleaO dijo...

Nota: Esta entrada ha sido recuperada debido a su alto valor histórico/ científico.